Un fin de semana en Istria, la península croata con forma de corazón

By Angelica - 26 abril

Según Google Maps, el trayecto en coche de Liubliana a Rovinj es de poco más de dos horas. Sin embargo, aunque Eslovenia y Croacia son Estados miembros de la Unión Europea, Croacia no forma parte del espacio Schengen y el control en la frontera nos pareció exhaustivo. 


Tras superar el atasco y con muchas ganas de conocer Croacia, finalmente llegamos a Rovinj. Nuestro alojamiento quedaba en el corazón de este romántico pueblo bañado por el Mar Adriático y aunque había un parking público justo en el acceso principal, aún no teníamos Kunas y el pago en el parquímetro no admitía tarjetas (ni billetes, solo monedas).

Creo que yo me bajé con la maleta mientras Emil daba vueltas en el coche (como su móvil es corporativo y no tiene roaming, la única opción para comunicarnos era vernos en unos minutos en el mismo punto donde me dejó), hice el check-in rápidamente, pasé por un cajero, me encontré con Emil y aparcamos en un parking más residencial, un poco más alejado del casco histórico y también más barato, que nos recomendó nuestra host.

La habitación era acogedora y a la vez, moderna. Me pareció súper útil el detalle de las 
lámparas Riggad de IKEA Home Smart en cada mesilla de noche para facilitar la carga inalámbrica de los móviles. ¡Genial! Nuestra host era una niña, bueno adolescente. Era súper seria, no logramos verla sonreír las pocas veces que coincidimos. Un poco misteriosa también. Recuerdo que la vimos al bajar de nuestra habitación, estaba con su tía "Marta" como el Guest House y con Simon, un simpático chico que las ayudaba con temas logísticos y quien nos facilitó algunas recomendaciones para cenar. No sabemos si eran familia.




Guest House Marta
Lámpara inalámbrica, muuuuy útil

Guest House Marta
Caminamos sin rumbo por sus estrechas y laberínticas calles adoquinadas, que evocan ese intrigante pasado veneciano con sus emblemáticas fachadas, buscando el mejor spot para contemplar el utópico atardecer que nos esperaba. ¡Madre mía! Recuerdo que Emil y yo disfrutamos en silencio de esa impresionante vista.


Atardecer en Rovinj



Atardecer en Rovinj
Atardecer en Rovinj


Atardecer en Rovinj, amor a primera vista
Esa noche descubrimos que Rovinj es posiblemente la población más turística de Istria y que si no reservas, no encuentras donde cenar. Así que nos anotamos en una larga lista de espera en Mali Raj, un acogedor restaurante con una bonita terraza. Mientras llegaba la hora, tomamos un aperitivo en Trevisol, un bar pequeñito con algunas mesas en plena calle de piedras que hacía esquina frente a Mali Raj. Aunque la temporada más codiciada para los sibaritas es el otoño para deleitarse con la selecta trufa blanca, la trufa negra que es más accesible, también está brutal en Istria. Así que la idea era comer trufa y así lo hicimos.


Calles de Rovinj

Aperitivo en Trevisol

Cócteles en Trevisol
Trufas en Mali Raj


Frutos del Mar Adriático en Mali Raj

Sábado de arenita piedritas y playita. ¡Pum!, ¡kitipun!, ¡kitipun!

Desayunamos por 15 Kunas un capuccino y un croissant, gastamos 18 Kunas en una botella de agua (¿no les parece impresionante que el agua sea más cara?), compramos algunas frutas en un supermercado en el puerto y emprendimos nuestra travesía de 8,5 hrs en bote con la gente de Rovinj Archipelago.


Esto fue más barato que una botella de agua, increíble
Puerto de Rovinj
Puerto de Rovinj


Puerto de Rovinj


Emil pensando... "¿por qué reservé un paseo en bote de 8 horas y media?


Nos vemos en 8 horas y media Rovinj


La gente de Archipelago, él más simpático que ella... los dos igual de guapos

Las distancias eran lejanas y el bote iba a una velocidad media, así que nos esperaba un largo día. Recuerdo que compartimos el paseo con una familia inglesa y una pareja, también inglesa. Vimos el Porer Lighthouse, el punto más meridional de Istria en medio del azul profundo del Adriático. Hicimos una parada en Fenoliga para seguir las huellas de los dinosaurios y aprovechamos para hacer snorkeling.


Porer Lighthouse, el punto más meridional de Istria

Fenoliga, la isla de los dinosaurios


Fenoliga, la isla de los dinosaurios


Fenoliga, la isla de los dinosaurios


Fenoliga, la isla de los dinosaurios


Huellas de dinosaurios en Fenoliga
Dinosaurio vs. Emil... ¿casi usaban la misma talla de zapatos?


Fenoliga


Al fondo nuestro bote en Fenoliga


Pasamos por el "instagrameable" Cabo de Kamenjak, donde algunos arriesgados se lanzaron desde las rocas más altas, Emil escogió un punto medio y también hizo una pequeña inmersión en una de las cuevas. Yo, sin saber nadar y sin chaleco salvavidas, preferí esperar en el bote pacientemente para documentar el salto...


¿Aprenderé a nadar cuando termine la cuarentena? :-'(

Kamenjak


Kamenjak


Kamenjak


Kamenjak


Algunos arriesgados en Kamenjak


Emil preparándose para su lanzamiento


El lanzamiento de Emil, ¿lo ves? Una pista: Short verde


Tirolina en Kamenjak

Visitamos alguna isla del Parque Nacional Brijuni, disfrutamos de sus playas cristalinas entre rocas y vegetación salvaje. Hicimos paradas intermedias donde pillamos gente desnuda en alguna playa naturista, algunos hicieron snorkeling entre erizos de mar y finalmente conocimos Crveni Otok o "Red Island", que, aunque no es roja comprende dos islotes: Sveti Andrija y Maškin con su mausoleo.


Kamenjak


Brijuni


Brijuni


Brijuni

Brijuni




Brijuni
Red Island


Red Island
Red Island
De regreso a Rovinj -bien cansados- nuestra guía nos dejó escoger la música en su app y yo sugerí "Kitipun" de Juan Luis Guerra. Solo Emil y yo conocíamos la canción. Fue súper relajante escuchar esa alegre bachata mientras cerrábamos los ojos y dejábamos que el suave viento que anticipaba la noche acariciara nuestra piel salada y tostada por el sol. ¡Pum!, ¡kitipun!, ¡kitipun!


La vuelta a Rovinj, reventados


Rovinj, ¡qué bonita eres!
Llegamos al puerto, caminamos a nuestro Guest House y nos preparamos para ir a cenar. Habíamos aprendido la lección e hicimos reservas para esa noche y para la siguiente.



Rovinj desde el puerto
Preciosos atardeceres en Rovinj

Cenamos en Giannino. Pedimos un tartar de atún rojo, la pasta típica artesana pljukanci con frutos del mar, pescaíto fresco del Adriático con trufas istrianas y de postre un semifreddo de almendras que le trajo recuerdos a Emil, quizás su postre favorito de todo el viaje. La atención espléndida y el ambiente una delicia. ¡Un gran acierto!




Pljukanci, pasta típica de Istria en Giannino


Del mar y de la tierra, pescado y trufas en Giannino


Tartar de atún rojo Cena en Giannino


Semifreddo en Giannino

Domingo en "la Roma croata", más trufa y playa.

Buscando recomendaciones en Internet para desayunar, llegamos a la Bookeria en pleno centro de Rovinj. Aunque la valoración en las redes era muy positiva, nuestra experiencia fue decepcionante. 

Así que decidimos probar los burek, herencia del Imperio Otomano, unos pasteles hechos con masa filo rellenos de queso blanco, muy ricos, contundentes y calóricos. Hicimos una cola relativamente larga en la pastelería Mlinar, una cadena panadera fundada en 1903 extendida en Croacia, Bosnia, Eslovenia, Hungría, Bratislava y Suiza. Compramos un par de zumos naturales de naranja en un bar frente al mercado y echamos en falta los típicos puestos de frutas que te exprimen los zumos al momento.



Burek, ¡buenos días!

Nos dejamos llevar por sus calles románticas, con pequeñas tiendas y pasadizos que te arrojan al mar y finalmente subimos hasta la Iglesia de Santa Eufemia con su campanario de 60 metros de altura que recuerda al Campanile de San Marcos en Venecia. La estampa idílica de Rovinj está enmarcada en su iglesia y las vistas desde allí son increíbles.



Calles de Rovinj
Calles de Rovinj


Mercado de Rovinj


Iglesia de Santa Eufemia

Antes de coger coche a Pula, "la Roma croata", pasamos por Mediterraneo Cocktail Bar. Uno de los lugares más míticos de Instagram, un spot perfecto para contemplar el mar o ver caer la noche. Cuando lo visitamos, no ofrecían desayuno. Es una lástima, me hubiese encantado desayunar con esas vistas. Nos tomamos un par de cócteles, buscamos el coche y continuamos el paseo a Pula, a unos 40 min de Rovinj.


Mediterraneo Cocktail Bar


Mediterraneo Cocktail Bar
Cócteles en Mediterrano Cocktail Bar
Pasadizos que te llevan al mar


Cualquier lugar es bueno para tomar el sol en Rovinj


Alguna galería de arte con vistas


Calles de Rovinj


El Arco de Balbi

Nuestra primera parada fue la Arena de Pulauno de los anfiteatros romanos más grandes y mejores conservados del mundo construido a orillas del Mar Adriático en el siglo I de nuestra era, casi a la par con el Coliseo romano. Merece la pena la visita.


Anfiteatro de Pula


Anfiteatro de Pula


Anfiteatro de Pula


Anfiteatro de Pula
Anfiteatro de Pula

Caminamos por el centro de Pula, vimos la Catedral, el Templo de Augusto, el Arco de los Sergios y compramos algunas camisetas de recuerdo para Sebastián, Santiago y Dominic en una tienda que nos pareció original.


Pasado veneciano, Pula


Templo de Augusto


Templo de Augusto y Palacio Comunal de Pula


Calles de Pula


Catedral de Pula


Fachadas de Pula
   
Arco de los Sergios, Pula
Arco de los Sergios visto desde el otro lado

Comimos en la mítica Pizzería Jupiter, me la había apuntado de un programa de madrileños por el mundo donde recomendaban sitios para comer bien y barato en Pula. Como era de esperarse, pedimos la pizza tartufo que estuvo deliciosa y la istriana, con prsut -jamón serrano de Istria-, rúcula y tomaticos cherry. Todo muy rico y muy bien de precio.


Una cerve en Pizzería Jupiter


Pizza tartufo en Pizzería Jupiter

De allí nos fuimos a Centinera Beach en la localidad de Banjole. Nos relajamos hasta el atardecer en la playa y volvimos a Rovinj.


Centinera Beach




Centinera Beach


Centinera Beach


Centinera Beach
Centinera Beach
Atardeceres perfectos en Rovinj


Atardeceres perfectos en Rovinj
Esa noche cenamos en La Vela, con sus manteles de cuadros blancos y rojos, trato cercano y cocina generosa que nos trajo memorias de Málaga con sus sardinitas, y boquerones. También pedimos un delicioso calamar del Adriático a la plancha y probamos los fuzi alla istriana que para nuestra sorpresa, tenían carne y no frutos del mar... o trufas.


Calamar del Adriático a la plancha, en La Vela

Fuzi alla istriana, en La Vela


Pescaíto en La Vela, ¿un "matrimonio" istriano?

Nos tomamos un par de copas de despedida en Mediterraneo Bar y a dormir.

Lunes. Más playas salvajes y la vuelta a Italia.

Desayunamos nuevamente en Mlinar, compramos frutas en el mercado, hicimos check-out y nos fuimos al parque forestal Punta Corrente. Lo ideal hubiese sido recorrerlo en bici, pero no teníamos casi tiempo. Recomiendan llegar temprano porque el parking se llena, aunque el parquímetro solo funciona con monedas, al menos había un chico ayudando a la gente y con cambio para los billetes.




Burek, rico pero calórico

Mercado de Rovinj

Nos adentramos en este bosque misterioso y precioso a la vez, buscando el mar. Encontramos un "chiringuito" llamado Paradiso, como no habían hamacas disponibles, tendimos nuestras toallas sobre las piedritas y disfrutamos de la playa que nos recordó a Marina Picola en Capri hasta las 14h20, hora en la que caducaba el ticket del parking. 



Punta Corrente




Punta Corrente


Punta Corrente

Punta Corrente


Punta Corrente


Punta Corrente


Punta Corrente... ¿por qué se tienen que acabar las vacaciones?

Nos esperaba un viaje de 2 horas en carretera hasta Trieste, pasando nuevamente por la frontera donde esta vez nos retuvieron unos minutos más validando nuestros pasaportes venezolanos.

Aunque nos hubiese gustado conocer un poco más los alrededores, estábamos súper cansados. Llegamos a nuestro B&B Happy Family, un oasis en medio del campo y muy cerca del aeropuerto. Flavia, nuestra encantadora host con su larga melena blanca y su bata ancha, nos recomendó la Osteria Ta 'l Curtivon en un pueblito llamado Turriaco a escasos kilómetros de allí. Muy casero y familiar. Lo que más nos gustó fue la parmigiana y el vino local. También probamos los ravioli di spada con sugo mediterranea y los calamari rellenos con polenta.



B&B Happy Family


B&B Happy Family


B&B Happy Family

Ravioli en Osteria Ta 'l Curtivon. No encontré las demás fotos

Despertamos, ya era martes y Flavia nos esperaba con una sonrisa, sus mermeladas caseras, nutella, bollitos y un par de capuchinos para despedirnos de Italia y volver a España con recuerdos de Verona, el Lago di Garda, Las Dolomitas, Bohinj, Bled, Liubliana e Istria, la península croata con forma de corazón.



Capuccino y mermeladas caseras en B&B Happy Family
Quesos locales en B&B Happy Family

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