Una ruta de 19 días por (algunos de) los mejores destinos de Italia - Parte 1/2
Debo confesar que me da un poco de vértigo retomar el blog... se me ha ido el tiempo "viviendo" como me dijo hace poco Lidia y el blog ha quedado en segundo plano desde que publiqué hace casi seis meses las anécdotas de mi viaje a la India.
¿Por qué Italia? Es el primer país con más sitios declarados Patrimonio de la Humanidad en el mundo (54 para ser exactos), nos encanta su exquisita gastronomía (¿a quién no?), teníamos muchas ganas de conocer sus idílicas playas con la temperatura perfecta y sumergirnos en su cultura inagotable... pero fue más o menos en septiembre del año pasado cuando Emil compró las entradas para el concierto de Andrea Bocelli el 28 de julio de 2018 en el Teatro del Silenzio en Lajatico. A partir de allí, Emil armó un plan súper meticuloso (todo el crédito es de Emil, debo admitirlo) para descubrir "lo mejor de Italia" en 18 días. Y es que el día 19 me lo inventé yo, con una parada al inicio en Milán.
¿Están listos para acompañarme a revivir lo más memorable del viaje? Pondré a prueba mi capacidad de síntesis... aquí vamos.
Primera parada: Milán y La última cena.
El "día #19", de atrás pa lante porque fue el único día en Italia que no planificó Emil. Conseguí un vuelo barato de Málaga a Milán y de Milán a Venecia me iría en tren. Emil volaría directamente desde Düsseldorff hasta Venecia y nos veríamos allí.
Y así fue... al salir del trabajo tomé un vuelo de easyJet a Milán, llegué a medianoche y me quedé a dormir en el B&B Rosa en Samarate. Al llegar me pareció un poco misterioso, silencioso, oscuro y en medio de la nada... Sin embargo, su particular y amable host, Giuditta, me recibió muy amable a pesar de la hora y me mostró la casa. El B&B resultó muy acogedor e impoluto, el suelo brillaba de lo limpio que estaba. Giuditta dejó una cestita con chuches en la habitación y también unas zapatillas de casa. Los detalles hacen la diferencia. ¿El desayuno? Uno de los mejores croissants del viaje y un capuccino recién hecho de lujo. La relación calidad-precio estuvo excelente. Muy recomendado.
Desayuno en B&B Rosa |
Tras desayunar, tomé el autobús a pocos pasos del B&B. Me dejó en la estación de trenes y de allí me fui en un tren súper cómodo hasta Milán. Una vez en Milán, tomé el metro hasta mi nuevo B&B. Esta vez el Welcome to my house, atendido por Paola y Francesco, una pareja encantadora. Dejé mis cosas y emprendí mi aventura por la capital económica e industrial de Italia.
De Milán sabía que quería tres cosas: Contemplar "La última cena" de Leonardo Da Vinci, ver el Duomo y probar el risotto alla milanese. Lo más difícil era conseguir entradas para ver Il Cenacolo. En la web oficial estaban agotadas hasta finales de agosto y en las páginas de agencias como Get your Guide tampoco había disponibilidad para ese día. Como la esperanza es lo ultimo que se pierde, decidí llegarme a la Basílica de Santa Maria delle Grazie.
Para mi fortuna, hubo una cancelación de última hora en el grupo de las 11 am y pude comprar el billete al precio original sin el recargo de Get your Guide. Lo bueno es que los accesos son controlados en grupos de 25 personas cada 15 minutos, así que pude escuchar la apasionante explicación de la guía. Entrar en el refectorio de aquel antiguo convento, ser parte de la escena y tener la posibilidad de apreciar esos detalles que para alguien como yo parecían imperceptibles, comprender que la obra es el resultado de años de estudio, que Leonardo quiso entender la personalidad de cada uno de los apóstoles y plasmar en perfecta simetría "los movimientos del alma" cuando Jesús con los labios semi abiertos dice "uno de ustedes me va a entregar"... sin duda, una experiencia muy estremecedora. Sobre la pared opuesta, se encuentra el último episodio de la Pasión de Cristo, la Crucifixión pintada por Giovanni Donato Montorfano en 1495. Como singularidad, Leonardo experimentó con una técnica "en seco" para conseguir una obra más "pausada y reflexiva", concediéndole una mayor fragilidad a la pintura. Otro dato curioso es que en algún momento este refectorio se usó como establo... si las paredes hablaran, ¿qué nos contarían de 520 años de historia?
La última cena de Da Vinci |
Los personajes de La última cena |
El convento |
De allí me fui andando hasta el Castello Sforzesco, recorrí una partecita del Parque Sempione y luego tomé el metro hasta 23 Risotti, el restaurante que me había recomendado Chiara. El sitio es elegante y por lo que ví en otras mesas, la gente va a hablar de negocios... creo que yo era la única turista y mujer (además de la camarera) en el salón... el servicio fue muy atento, de hecho Roberto Fontana, el cocinero, se acercó a mi mesa y me regaló un recetario. El risotto alla milanese estuvo delicioso, quizás me arrepentí por no acompañarlo con el ossobuco (hubiese sido muuucha comida) y si vuelvo, pediría otro postre en lugar del mousse de chocolate (sobredosis de chocolate).
Castello Sforzesco |
Castello Sforzesco |
Parque Sempione |
Risotto alla milanese en 23 Risotti |
Mousse de chocolate en 23 Risotti |
Luego visité la Catedral, afortunadamente no había tanta cola y el espacio para comprar las entradas me pareció moderno. La Piazza del Duomo es preciosa, con sus edificios elegantes, su amplitud, la Catedral y el ambiente que susurra buena vibra. Entré a la famosa Galleria Vittorio Emanuele II, vi la fachada del Teatro alla Scala, pasé por la histórica panadería Luini, di una vuelta fugaz por las vitrinas de lujo del Cuadrilátero de la moda, caminé, caminé mucho. Me perdí en las calles del vibrante barrio de Brera, entré en la Pinacoteca y me fui en metro hasta Navigli para disfrutar del atardecer y tomar el aperitivo en Rita.
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La réplica de la Madonnina |
La Madonnina, me recordó al Giraldillo de La Giralda en Sevilla |
Vistas de la piazza desde las cubiertas del Duomo |
Galleria Vittorio Emanuelle II |
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Lamentación sobre Cristo muerto de Andrea Mantegna |
Calles de Navigli |
Navigli |
Navigli |
Aperitivo en Rita |
Quedé para cenar con Ginevra en Osteria dal Verme. Excelente recomendación de Denise, deliciosa comida, buen vino y una charla muy entretenida. Poco después de las 12, la cama del B&B me atrapó hasta la mañana siguiente, lo que más me gustó del desayuno fue una bola de mozzarella de búfala con un chorrito de aceite que me sirvió Francesco (el croissant era de bolsita, así que no estaba tan bueno). De allí me fui en autobús hasta la estación central para tomar el tren que me llevaría a encontrarme con Emil en "la serenissima" Venecia.
Bresaola de verdad, no la que yo conocía jeje |
Uhmm, trufa blanca en Osteria dal Verme |
Uhmmm, trufa negra |
Desayuno en Welcome to my house Milano |
Lo mejor del desayuno |
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Venecia. Simplemente Venecia.
Tan hermosa como la imaginé. Con sus canales, gondolas, fachadas que evocan nostalgia y balcones con flores de colores. Venecia me encantó y quiero volver... en primavera o en otoño. El calor era insoportable y pegostoso. Sí, es verdad que a veces huele a agua estancada, que hay miles de personas por todas partes (de hecho, hace poco Giovanna me dijo que había alerta roja por exceso de turistas en la ciudad), que hay mosquitos... todo eso es cierto. Pero el encanto de la ciudad es único, te enamora.
Nuestro B&B esta vez fue Ca' del Modena, en el centro pero lejos del bullicio de las principales calles turísticas. La atención de Maurizzio fue estupenda y destaco especialmente el servicio del Sr. que preparaba el desayuno cada mañana. Desafortunadamente no supe escribir su nombre, viene de Sri-Lanka y ya tiene unos cuantos años en Italia. Con una dedicación increíble, madruga cada día para hornear los croissants rellenos de mermelada casera hechos por él. Incluso el yogurt, es hecho en casa. El desayuno fue de los mejores del viaje.
Desayuno en Ca' del Modena |
Iglesia de San Giacomo de Rialto |
La primera tarde andurreamos, nos tomamos par de Bellinis (ojito, 23€ cada Bellini) en el Harry's Bar donde el barman Giuseppe Cipriani inventó este delicioso cóctel en algún momento entre 1934 y 1948, disfrutamos del mítico paseo en góndola que se hace solo una vez en la vida (80€ unos 20 min...), visitamos la "librería más bonita del mundo", escuchamos de pie alguna melodía en alguno de los típicos bares de la plaza San Marcos y aunque Giovanna nos ayudó a reservar en la Osteria al Portego, no fuimos capaces de dar con ella ya que la dirección que aparece en Google Maps no es la correcta. Así que cenamos en una osteria que pillamos de camino, que estuvo regular y nos dimos un paseo nocturno para descubrir algunas bonitas vistas de la ciudad ya en silencio.
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Bellinis en Harry's Bar |
Una vez en la vida... aunque no cantó como en las películas... |
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Reflejos |
Más canales y reflejos |
Fachadas que evocan las vidas pasadas de Venecia |
Exclusiva tienda con acceso "limitado" |
Librería Acqua Alta |
La escalera de libros |
Antipasti en alguna osteria regular de Venecia |
Esperaba algo más rico... ¿trampa para turistas? |
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Parecía interesante la explicación... |
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Los espeluznantes calabozos |
Palacio Ducal |
Campanile, San Marcos y el Palacio Ducal |
Vistas desde Campanile |
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La Basílica en oro |
La Basílica, impresionante |
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Campanile visto desde la "terraza" de la Catedral |
Torre dell'Orologio |
La serenidad de la ciudad, quedó aparcada en otra época |
Lonja de pescado del mercado de Rialto |
Finalmente dimos con la ubicación de la Osteria al Portego, comimos muy rico y probamos los típicos cicchetti. Esa tarde reservamos el tour privado "Laguna Norte" con la gente de Il Bragozzo. Navegamos con Giamba en La Sampierotta "Mora", un precioso barco pesquero de madera construido a mano. Pudimos sentir la serenidad de Venecia y su verdadera esencia en medio de la laguna, donde el tiempo se detiene. Y hablando de tiempo... se nubló, hizo viento y Giamba recomendó que nos refugiáramos en la isla de Sant'Erasmo. Allí disfrutamos un par de copas contemplando el atardecer y cuando todo volvió a la calma, atravesamos el gran canal de Murano. ¡Qué ganas de volver y recorrer estas pequeñas islas con tanto colorido!
Tagliatelle con pesto de pistacho en Osteria al Portego |
Cicchetti en Osteria al Portego |
Rissotto en Osteria al Portego |
Gelato di Natura en Venecia |
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En Sant'Erasmo |
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Bar en Sant'Erasmo |
Murano |
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Sformatino en La Zucca |
Champiñones deliciosos en La Zucca |
Pasta al forno en La Zucca |
Pavlova en La Zucca |
Una fiesta local, sé que era para recoger fondos... nos pareció auténtica |
Sabiamente, decidimos madrugar para contemplar El Rialto sin turistas y respirar la tranquilidad de las calles de Venecia aún dormidas. Volvimos al B&B, desayunamos y tomamos el Vaporetto hasta el aeropuerto donde cogeríamos el coche para emprender nuestro roadtrip.
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Cada canal merece una foto |
Canales y reflejos |
Rincones con encanto |
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Próxima parada: Fiori di Asolo y Prosecco en Valdobbiadene.
Asolo, un pequeño pueblo en un enclave de ensueño. Comimos la "fiori di Asolo", dimos un paseo y cogimos de nuevo el coche rumbo a los viñedos de Valdobbiadene.
Llegando a Asolo |
Fiori di Asolo en alguna pastelería local |
Asolo |
Asolo |
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Asolo |
Aparcados entre viñedos |
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Vistas desde Osteria senz'oste |
Lo mejor de la Osteria senz'oste son las vistas |
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Cata en Col Vetoraz |
¡Salud! |
Nuestra idea original era dar un paseo en bici, pero digamos que el tiempo se nubló y preferimos buscar refugio en nuestro Agriturismo (no crean que nos emborrachamos en la cata de prosecco...). Esta vez escogimos el Agriturismo Vigneto Vecio. Un negocio familiar, muy auténtico. Tan auténtico, que solo la hija habla inglés. Lo interesante es que entre italiano y español, podíamos entendernos jeje. Antes de cenar, dimos un paseo muy corto por el centro de Santo Stefano y luego nos fuimos a Salís, un ristorante enoteca que nos recomendó Giovanna. Cenamos rico aunque las porciones eran "gourmet" y para nuestra reflexión... al llegar al Agriturismo, vimos que estaba repleto de personas que sin estar alojadas allí, habían ido solo a cenar... así que nos arrepentimos de no haber cenado comida casera y para compensarlo... pedimos un plato surtido de postres y acompañamos con dos copas de prosecco de su viñedo. Delicioso.
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Filetto di Sorana en Salís |
Lasagnetta croccante en Salís, hubiese querido una porción más generosa |
Carpaccio di bisonte en Salís |
Un tiramisú diferente en Salís |
Degustación de postres y prosecco en Vigneto Vecio |
A la mañana siguiente, tomamos un desayuno apresurado (y muy rico) ya que nos esperaba un tramo en carretera hasta Módena. Silvio desde muy temprano en la cocina, poniéndole cariño a su negocio familiar y con una nostalgia en los ojos que sin palabras nos preguntaba por qué solo nos quedamos una noche. Nosotros pensamos lo mismo.
Parte del desayuno en Vigneto Vecio |
Mermeladas caseras en Vigneto Vecio |
Módena: famiglia y Parmigiano Reggiano.
Aunque José Félix, Celeste y Mati viven en Turín... casualmente ese fin de semana estaban en Módena y así, sin ponernos de acuerdo, coincidió con nuestra visita guiada en el 4 Madonne Caseificio dell'Emilia para aprender sobre el proceso de elaboración del queso parmesano y hacer una pequeña degustación.
Juan Pablo II en el Caseificio |
Parmigiano |
Queso blindado en bases antisísmicas, construidas después del terremoto del 2012 |
Degustación de cuatro tipos de queso tras la visita guiada |
El kiosko donde surgió la idea de los álbumes Panini |
Reencuentro de primos |
Catedral de Módena |
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Cinque Terre, fascinante pero... muy turística.
Por recomendación de nuestra host, dejamos el coche en un parking en Levanto (25€ la noche). De allí tomamos el tren hasta Vernazza, donde pasaríamos la noche. Nos alojamos en Conchiglia Rooms, un apartamento turístico pequeñito pero funcional para dos personas. La única novedad fue el "ciempiés casero" en la cortina de la ducha, del resto, la ubicación estuvo estupenda y la comunicación con la host fue fluida.
Contemplamos el atardecer con música de fondo en la plaza, nos enamoramos de la típica imagen de postal que ofrece este hermoso pueblo y cenamos riquísimo en la Trattoria Gianni Franzi. Probamos un generoso plato de trofie al pesto y un pescado al horno que estaba de-li-cio-so. Se me hace agua la boca. ¿De tomar? un par de copas de vino local.
Vernazza cuando cae la noche |
Quizás el mejor pescado del viaje |
Le trofie |
Tiramisú |
Vernazza al amanecer |
Croissant relleno con ricotta en Il Pirata |
Monterosso al Mare |
Monterosso al Mare |
Monterosso al Mare |
Las rocas de Cinque Terre |
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El camino de los enamorados... cerrado desde hace un tiempo por derrumbes |
Riomaggiore |
Riomaggiore |
Riomaggiore |
Manarola |
Si supiera nadar... tal vez yo también me lanzaría... |
Vistas desde Nessun Dorma |
Emil se echó un baño en la playa, nos comimos un gelato, regresamos en tren hasta Vernazza, recogimos nuestras maletas y volvimos a Levanto. Cogimos el coche para seguir la ruta del pesto en Liguria.
Playa de Manarola |
Gelato en Manarola |
Portofino, donde Armani y Dolce Gabanna tienen "algunas" de sus mansiones.
Maurizzio nos recibió en el Hotel Argentina. Un señor súper agradable, sonriente y encantador. El nombre del hotel viene porque su primera dueña en los años 30's se llamaba Argentina, aunque nada tenía que ver con el país sudamericano... interesante, ¿no?
Desayuno en Hotel Argentina |
Hasta el capuccino viene con cariño |
El hotel tiene la ubicación perfecta, a pocos pasos de la magnífica y apacible playa de Paraggi. Es que no hace falta pagar en los costosos "bagni" de la zona. Hay una partecita pública y con llevar la toalla, chanclas y la llave de la habitación, es más que suficiente para disfrutar de un excelente baño en el mar. Esta playa nos encantó.
Paraggi |
Esa tarde cogimos coche para darnos un paseo, en algún momento vimos Rapallo y cenamos en Easy Lounge en Santa Margherita, con buen servicio pero la comida no fue lo que esperamos...
Chiosco della musica en Rapallo |
Santa Margherita |
Mar de Liguria |
Santa Margherita |
Lo siento, pero quizás el peor tartar de atún que me he comido |
Lo mejor de la cena |
Después del pescado al horno de Vernazza... este plato no era lo que esperábamos :( |
La mañana siguiente tras un delicioso desayuno en el hotel, fuimos a Portofino donde tomamos un bote privado para ir a San Fruttuoso y Camogli. Habíamos reservado con Andrea de Portofino Taxi Boat, pero no apareció... a través de otra persona en la marina, lo llamamos y al parecer hubo una confusión. Afortunadamente, pudimos hacer un paseo de dos horas con Matteo de Cesare Charter y mereció la pena. El trato fue excelente, nos mostró los principales puntos de interés, intentamos ver el Cristo de San Fruttuoso, tomamos un rico baño muy cerca de Camogli y volvimos a Portofino. Subimos al castillo y regresamos con calma en autobús al hotel. Comimos muy rico en el Restaurante Argentina, probamos la focaccia di Recco (rellena con queso Stracchino uffff buenísima) y nos dimos un baño en la preciosa playa de Paraggi.
Como dato de interés, publiqué una reseña negativa de Portofino Taxi Boat en TripAdvisor y Andrea ofreció disculpas y un viaje a su coste cuando volvamos a Portofino... el poder de las redes sociales...
Camino peatonal de Paraggi a Portofino, muy agradable aunque mucha gente se arriesga caminando en la carretera |
Portofino |
Portofino |
Portofino |
A bordo de Cesare Charter |
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Vistas de Portofino desde el Castillo |
Vistas de Portofino desde el Castillo |
¿Una de las casas de Armani? |
Focaccia di Recco en Restaurante Argentina |
Caprese con melanzane en Restaurante Argentina |
Seguimos con el pesto en Restaurante Argentina |
Más tarde cogimos el coche para tomar el aperitivo en Dai Muagetti, una terraza muy solicitada en San Rocco di Camogli que nos recomendó Matteo por las vistas y tras dar varias vueltas, conseguimos aparcar y caminar hasta el centro histórico de Camogli. Un pueblo muy bonito y con mucho que ofrecer. Cenamos en alguna terraza, comida correcta, buen servicio y a dormir. Nos tocaba madrugar para dirigirnos a uno de los destinos más anhelados del viaje: La Toscana.
Vistas desde San Rocco y el umbrella pine que le gusta a Emil |
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Comienza a caer el sol sobre el mar de Liguria |
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Camogli |
Atardecer en Camogli |
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Camogli |
Focaccia di Recco en la cena |
Y aunque pensaba escribirlo todo en una sola entrada... creo que mejor lo divido en dos partes. Así que, en el próximo capítulo, les contaré sobre el concierto de Andrea Bocelli, el David de Michelangelo, los faraglioni de Capri, la Costa Amalfitana, el Tempio di Athena en Siracusa y nuestra obsesión con los granite di mandorla y los arancini.
Lo mejor está por venir.
2 comentarios
amiga no he tenido mucho tiempo para leer, hoy por fin pude hacerlo y deverdad excelente todo, me alegra que estes cumpliendo tus sueños sabia que estabas para hacer grandes cosas se te mandan bendiciones. y con la mejor compañia. que sigan los viajes.
ResponderEliminarGracias, qué bonitas palabras. Al final lo único que nos queda, es lo que vivimos. Un abrazo.
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