Una ruta de 19 días por (algunos de) los mejores destinos de Italia - Parte 1/2

By Angelica - 20 agosto

Debo confesar que me da un poco de vértigo retomar el blog... se me ha ido el tiempo "viviendo" como me dijo hace poco Lidia y el blog ha quedado en segundo plano desde que publiqué hace casi seis meses las anécdotas de mi viaje a la India.

¿Por qué Italia? Es el primer país con más sitios declarados Patrimonio de la Humanidad en el mundo (54 para ser exactos), nos encanta su exquisita gastronomía (¿a quién no?), teníamos muchas ganas de conocer sus idílicas playas con la temperatura perfecta y sumergirnos en su cultura inagotable... pero fue más o menos en septiembre del año pasado cuando Emil compró las entradas para el concierto de Andrea Bocelli el 28 de julio de 2018 en el Teatro del Silenzio en Lajatico. A partir de allí, Emil armó un plan súper meticuloso (todo el crédito es de Emil, debo admitirlo) para descubrir "lo mejor de Italia" en 18 días. Y es que el día 19 me lo inventé yo, con una parada al inicio en Milán. 

¿Están listos para acompañarme a revivir lo más memorable del viaje? Pondré a prueba mi capacidad de síntesis... aquí vamos.


Primera parada: Milán y La última cena.



El "día #19", de atrás pa lante porque fue el único día en Italia que no planificó Emil. Conseguí un vuelo barato de Málaga a Milán y de Milán a Venecia me iría en tren. Emil volaría directamente desde Düsseldorff hasta Venecia y nos veríamos allí.


Y así fue... al salir del trabajo tomé un vuelo de easyJet a Milán, llegué a medianoche y me quedé a dormir en el B&B Rosa en Samarate. Al llegar me pareció un poco misterioso, silencioso, oscuro y en medio de la nada... Sin embargo, su particular y amable host, Giuditta, me recibió muy amable a pesar de la hora y me mostró la casa. El B&B resultó muy acogedor e impoluto, el suelo brillaba de lo limpio que estaba. Giuditta dejó una cestita con chuches en la habitación y también unas zapatillas de casa. Los detalles hacen la diferencia. ¿El desayuno? Uno de los mejores croissants del viaje y un capuccino recién hecho de lujo. La relación calidad-precio estuvo excelente. Muy recomendado.


Desayuno en B&B Rosa

Tras desayunar, tomé el autobús a pocos pasos del B&B. Me dejó en la estación de trenes y de allí me fui en un tren súper cómodo hasta Milán. Una vez en Milán, tomé el metro hasta mi nuevo B&B. Esta vez el Welcome to my house, atendido por Paola y Francesco, una pareja encantadora. Dejé mis cosas y emprendí mi aventura por la capital económica e industrial de Italia.

De Milán sabía que quería tres cosas: Contemplar "La última cena" de Leonardo Da Vinci, ver el Duomo y probar el risotto alla milanese. Lo más difícil era conseguir entradas para ver Il Cenacolo. En la web oficial estaban agotadas hasta finales de agosto y en las páginas de agencias como Get your Guide tampoco había disponibilidad para ese día. Como la esperanza es lo ultimo que se pierde, decidí llegarme a la Basílica de Santa Maria delle Grazie.  

Para mi fortuna, hubo una cancelación de última hora en el grupo de las 11 am y pude comprar el billete al precio original sin el recargo de Get your Guide. Lo bueno es que los accesos son controlados en grupos de 25 personas cada 15 minutos, así que pude escuchar la apasionante explicación de la guía. Entrar en el refectorio de aquel antiguo convento, ser parte de la escena y tener la posibilidad de apreciar esos detalles que para alguien como yo parecían imperceptibles, comprender que la obra es el resultado de años de estudio, que Leonardo quiso entender la personalidad de cada uno de los apóstoles y plasmar en perfecta simetría "los movimientos del alma" cuando Jesús con los labios semi abiertos dice "uno de ustedes me va a entregar"... sin duda, una experiencia muy estremecedora. Sobre la pared opuesta, se encuentra el último episodio de la Pasión de Cristo, la Crucifixión pintada por Giovanni Donato Montorfano en 1495. Como singularidad, Leonardo experimentó con una técnica "en seco" para conseguir una obra más "pausada y reflexiva", concediéndole una mayor fragilidad a la pintura. Otro dato curioso es que en algún momento este refectorio se usó como establo... si las paredes hablaran, ¿qué nos contarían de 520 años de historia?
La última cena de Da Vinci


Los personajes de La última cena


El convento

De allí me fui andando hasta el Castello Sforzesco, recorrí una partecita del Parque Sempione y luego tomé el metro hasta 23 Risotti, el restaurante que me había recomendado Chiara. El sitio es elegante y por lo que ví en otras mesas, la gente va a hablar de negocios... creo que yo era la única turista y mujer (además de la camarera) en el salón... el servicio fue muy atento, de hecho Roberto Fontana, el cocinero, se acercó a mi mesa y me regaló un recetario. El risotto alla milanese estuvo delicioso, quizás me arrepentí por no acompañarlo con el ossobuco (hubiese sido muuucha comida) y si vuelvo, pediría otro postre en lugar del mousse de chocolate (sobredosis de chocolate).


Castello Sforzesco


Castello Sforzesco


Parque Sempione


Risotto alla milanese en 23 Risotti


Mousse de chocolate en 23 Risotti

Luego visité la Catedral, afortunadamente no había tanta cola y el espacio para comprar las entradas me pareció  moderno. La Piazza del Duomo es preciosa, con sus edificios elegantes, su amplitud, la Catedral y el ambiente que susurra buena vibra. Entré a la famosa Galleria Vittorio Emanuele II, vi la fachada del Teatro alla Scala, pasé por la histórica panadería Luini, di una vuelta fugaz por las vitrinas de lujo del Cuadrilátero de la moda, caminé, caminé mucho. Me perdí en las calles del vibrante barrio de Brera, entré en la Pinacoteca y me fui en metro hasta Navigli para disfrutar del atardecer y tomar el aperitivo en Rita




Duomo de Milán


Piazza del Duomo


La réplica de la Madonnina


La Madonnina, me recordó al Giraldillo de La Giralda en Sevilla


Vistas de la piazza desde las cubiertas del Duomo


Galleria Vittorio Emanuelle II


Galleria Vittorio Emanuelle II


Alguna sala en la Pinacoteca


Lamentación sobre Cristo muerto de Andrea Mantegna


Calles de Navigli


Navigli


Navigli


Aperitivo en Rita

Quedé para cenar con Ginevra en Osteria dal Verme. Excelente recomendación de Denise, deliciosa comida, buen vino y una charla muy entretenida. Poco después de las 12, la cama del B&B me atrapó hasta la mañana siguiente, lo que más me gustó del desayuno fue una bola de mozzarella de búfala con un chorrito de aceite que me sirvió Francesco (el croissant era de bolsita, así que no estaba tan bueno). De allí me fui en autobús hasta la estación central para tomar el tren que me llevaría a encontrarme con Emil en "la serenissima" Venecia.


Bresaola de verdad, no la que yo conocía jeje


Uhmm, trufa blanca en Osteria dal Verme


Uhmmm, trufa negra


Desayuno en Welcome to my house Milano


Lo mejor del desayuno


Milano Centrale

Venecia. Simplemente Venecia.


Tan hermosa como la imaginé. Con sus canales, gondolas, fachadas que evocan nostalgia y balcones con flores de colores. Venecia me encantó y quiero volver... en primavera o en otoño. El calor era insoportable y pegostoso. Sí, es verdad que a veces huele a agua estancada, que hay miles de personas por todas partes (de hecho, hace poco Giovanna me dijo que había alerta roja por exceso de turistas en la ciudad), que hay mosquitos... todo eso es cierto. Pero el encanto de la ciudad es único, te enamora.

Nuestro B&B esta vez fue Ca' del Modena, en el centro pero lejos del bullicio de las principales calles turísticas. La atención de Maurizzio fue estupenda y destaco especialmente el servicio del Sr. que preparaba el desayuno cada mañana. Desafortunadamente no supe escribir su nombre, viene de Sri-Lanka y ya tiene unos cuantos años en Italia. Con una dedicación increíble, madruga cada día para hornear los croissants rellenos de mermelada casera hechos por él. Incluso el yogurt, es hecho en casa. El desayuno fue de los mejores del viaje.


Desayuno en Ca' del Modena
  

Iglesia de San Giacomo de Rialto

La primera tarde andurreamos, nos tomamos par de Bellinis (ojito, 23€ cada Bellini) en el
Harry's Bar donde el barman Giuseppe Cipriani inventó este delicioso cóctel en algún momento entre 1934 y 1948, disfrutamos del mítico paseo en góndola que se hace solo una vez en la vida (80€ unos 20 min...), visitamos la "librería más bonita del mundo", escuchamos de pie alguna melodía en alguno de los típicos bares de la plaza San Marcos y aunque Giovanna nos ayudó a reservar en la Osteria al Portego, no fuimos capaces de dar con ella ya que la dirección que aparece en Google Maps no es la correcta. Así que cenamos en una osteria que pillamos de camino, que estuvo regular y nos dimos un paseo nocturno para descubrir algunas bonitas vistas de la ciudad ya en silencio.


Gondoleros con "licencia para conducir"

Bellinis en Harry's Bar



Una vez en la vida... aunque no cantó como en las películas...


Literalmente "íbamos en góndola..."


Reflejos


Más canales y reflejos


Fachadas que evocan las vidas pasadas de Venecia


Exclusiva tienda con acceso "limitado"


Librería Acqua Alta


La escalera de libros

Antipasti en alguna osteria regular de Venecia

Esperaba algo más rico... ¿trampa para turistas?



Terrorífica vista nocturna del Puente de los suspiros


Palacio Contarini del Bovolo
Al día siguiente, desayunamos y nos fuimos directamente al Palazzo Ducale con su Scala d'Oro, "El Paraíso" de Tintoretto, la Bocca di Leone y el "Puente de los suspiros" atravesado por los condenados a muerte y por donde veían la Laguna Veneta por última vez. No había cola. Luego al Campanile (había que aprovechar el momentum) para disfrutar de unas vistas magníficas de Venecia y la laguna. Como curiosidad, fue la única torre que visitamos durante el viaje que tenía ascensor, increíble. A las 11 am teníamos la visita guiada en la Basílica de San Marcos y nos dio tiempo de verlo todo. Como dice el viejo refrán, "al que madruga, Dios le ayuda". La Basílica es prodigiosa, con sus mosaicos, su "pala d'oro" y piedras preciosas, el "Tesoro", los caballos de San Marcos (los originales están en el museo de la basílica y se debe pagar aparte una entrada de 5€ por persona) y los restos de San Marcos. Muy interesante.


Palazzo Ducale


Palazzo Ducale


Parecía interesante la explicación...


Más cerca del Puente de los suspiros


El último suspiro de los condenados a muerte


Los espeluznantes calabozos


Palacio Ducal


Campanile, San Marcos y el Palacio Ducal


Vistas desde Campanile
Plaza de San Marcos desde el Campanile


Más vistas desde Campanile
Basílica de San Marcos
El cuidado por los detalles


La Basílica en oro


La Basílica, impresionante


Mosaicos 3D en el suelo


Los cuatro caballos


Campanile visto desde la "terraza" de la Catedral


Torre dell'Orologio


La serenidad de la ciudad, quedó aparcada en otra época


Lonja de pescado del mercado de Rialto

Finalmente dimos con la ubicación de la Osteria al Portego, comimos muy rico y probamos los típicos cicchetti. Esa tarde reservamos el tour privado "Laguna Norte" con la gente de Il Bragozzo. Navegamos con Giamba en La Sampierotta "Mora", un precioso barco pesquero de madera construido a mano. Pudimos sentir la serenidad de Venecia y su verdadera esencia en medio de la laguna, donde el tiempo se detiene. Y hablando de tiempo... se nubló, hizo viento y Giamba recomendó que nos refugiáramos en la isla de Sant'Erasmo. Allí disfrutamos un par de copas contemplando el atardecer y cuando todo volvió a la calma, atravesamos el gran canal de Murano. ¡Qué ganas de volver y recorrer estas pequeñas islas con tanto colorido!

Tagliatelle con pesto de pistacho en Osteria al Portego
 

Cicchetti en Osteria al Portego

 
Rissotto en Osteria al Portego

 
Gelato di Natura en Venecia



Arte urbano


En Sant'Erasmo
Somewhere over the rainbow...

Bar en Sant'Erasmo



Murano


Atravesando el gran canal de Murano
Teníamos reserva para cenar en La Zucca, otra de las fabulosas recomendaciones de Giovanna. La comida estuvo excepcional y el servicio súper dedicado. De hecho, nos hicieron un descuento en la cuenta final porque reclamamos que no nos habían cobrado el postre. Un reconocimiento a la honestidad que parece que no se ve mucho en estos tiempos jeje. De allí nos fuimos a dar una vuelta, estaban celebrando una fiesta local en una plaza muy cerca, con música en directo y cuando el sueño nos venció... nos fuimos a dormir.

Sformatino en La Zucca
 
Champiñones deliciosos en La Zucca


Pasta al forno en La Zucca


Pavlova en La Zucca



Una fiesta local, sé que era para recoger fondos... nos pareció auténtica

Sabiamente, decidimos madrugar para contemplar El Rialto sin turistas y respirar la tranquilidad de las calles de Venecia aún dormidas. Volvimos al B&B, desayunamos y tomamos el Vaporetto hasta el aeropuerto donde cogeríamos el coche para emprender nuestro roadtrip.


Venecia y su inagotable belleza


Cada canal merece una foto


Canales y reflejos


Rincones con encanto

El Rialto por la mañana

Próxima parada: Fiori di Asolo y Prosecco en Valdobbiadene.


Asolo, un pequeño pueblo en un enclave de ensueño. Comimos la "fiori di Asolo", dimos un paseo y cogimos de nuevo el coche rumbo a los viñedos de Valdobbiadene. 



Llegando a Asolo

Fiori di Asolo en alguna pastelería local
   

Asolo


Asolo


Asolo



Asolo
Siguiendo la recomendación de Giovanna (estando en su tierra, nos dio los mejores consejos), buscamos la Osteria senz'oste, una cantina típica con vistas insuperables y que en algún momento fue tipo "self service"... cada quien cogía lo suyo y dejaba en una cajita lo que consideraba que debía pagar. En nuestra visita, había una caja registradora y una señora que cobraba y guardaba el dinero... quizás lo de autoservicio quedó solo para escoger la comida, lavar los platos y recoger la mesa. ¿Una recomendación? no conformarse con las mesas de abajo, subir y perderse entre los viñedos. Las vistas son inmejorables.


Aparcados entre viñedos


Osteria Senz'oste


El prosecco se compra en máquinas dispensadoras en medio del viñedo


Vistas desde Osteria senz'oste

Lo mejor de la Osteria senz'oste son las vistas
  

Las mejores mesas son las de arriba...
Casualmente a pocos pasos estaba Col Vetoraz, donde habíamos reservado una "cata" de prosecco. Emil y yo imaginamos que participaríamos con un grupo grande pero no... éramos solamente Emil, yo y nuestro host, Christian, quien amablemente nos explicó en español los diferentes tipos de prosecco que probaríamos. Estaba muy emocionado porque siendo italiano, no había tenido la posibilidad de hacer una cata en español. Nos gustó mucho el prosecco y decidimos comprar una caja, ya que la cata salía gratis y el coste del transporte era casi igual que el coste de la cata... así que... esperamos que nuestras botellas de prosecco DOCG lleguen en los próximos días.


Vistas desde Col Vetoraz, a la derecha la Osteria senz'oste

Cata en Col Vetoraz
 
¡Salud!


Nuestra idea original era dar un paseo en bici, pero digamos que el tiempo se nubló y preferimos buscar refugio en nuestro Agriturismo (no crean que nos emborrachamos en la cata de prosecco...). Esta vez escogimos el Agriturismo Vigneto Vecio. Un negocio familiar, muy auténtico. Tan auténtico, que solo la hija habla inglés. Lo interesante es que entre italiano y español, podíamos entendernos jeje. Antes de cenar, dimos un paseo muy corto por el centro de Santo Stefano y luego nos fuimos a Salís, un ristorante enoteca que nos recomendó Giovanna. Cenamos rico aunque las porciones eran "gourmet" y para nuestra reflexión... al llegar al Agriturismo, vimos que estaba repleto de personas que sin estar alojadas allí, habían ido solo a cenar... así que nos arrepentimos de no haber cenado comida casera y para compensarlo... pedimos un plato surtido de postres y acompañamos con dos copas de prosecco de su viñedo. Delicioso.


Agriturismo Vigneto Vecio

Filetto di Sorana en Salís
 
Lasagnetta croccante en Salís, hubiese querido una porción más generosa

 
Carpaccio di bisonte en Salís

 
Un tiramisú diferente en Salís

Degustación de postres y prosecco en Vigneto Vecio
 

A la mañana siguiente, tomamos un desayuno apresurado (y muy rico) ya que nos esperaba un tramo en carretera hasta Módena. Silvio desde muy temprano en la cocina, poniéndole cariño a su negocio familiar y con una nostalgia en los ojos que sin palabras nos preguntaba por qué solo nos quedamos una noche. Nosotros pensamos lo mismo.

Parte del desayuno en Vigneto Vecio
 
Mermeladas caseras en Vigneto Vecio



Módena: famiglia y Parmigiano Reggiano.



Aunque José Félix, Celeste y Mati viven en Turín... casualmente ese fin de semana estaban en Módena y así, sin ponernos de acuerdo, coincidió con nuestra visita guiada en el 4 Madonne Caseificio dell'Emilia para aprender sobre el proceso de elaboración del queso parmesano y hacer una pequeña degustación.



Juan Pablo II en el Caseificio


Parmigiano


Queso blindado en bases antisísmicas, construidas después del terremoto del 2012


Degustación de cuatro tipos de queso tras la visita guiada
La visita estuvo excelente, nos pareció interesante y nos quedamos con las ganas de comprar exquisiteces en la tiendita. Al finalizar nos reencontramos con los primos después de unos cuantos años sin vernos, conocimos al guapísimo Mati o "chocolatico blanco" según su tita Rayza, dimos un pequeño paseo por el centro histórico de esta ciudad medieval, vimos el kiosko donde nació el famoso álbum de barajitas Panini, entramos a la Catedral que ya casi parece la torre de Pisa (se está hundiendo) y probamos el gnocco fritto y las crescentine, muy parecidos a los pastelitos de Venezuela (sin relleno) y a las arepitas andinas... ¿coincidencia?


El kiosko donde surgió la idea de los álbumes Panini


Reencuentro de primos


Catedral de Módena


Catedral de Módena
Nos despedimos y emprendimos nuestra aventura en carretera hasta la próxima parada.


Cinque Terre, fascinante pero... muy turística.



Por recomendación de nuestra host, dejamos el coche en un parking en Levanto (25€ la noche). De allí tomamos el tren hasta Vernazza, donde pasaríamos la noche. Nos alojamos en Conchiglia Rooms, un apartamento turístico pequeñito pero funcional para dos personas. La única novedad fue el "ciempiés casero" en la cortina de la ducha, del resto, la ubicación estuvo estupenda y la comunicación con la host fue fluida.


Contemplamos el atardecer con música de fondo en la plaza, nos enamoramos de la típica imagen de postal que ofrece este hermoso pueblo y cenamos riquísimo en la Trattoria Gianni Franzi. Probamos un generoso plato de trofie al pesto y un pescado al horno que estaba de-li-cio-so. Se me hace agua la boca. ¿De tomar? un par de copas de vino local. 
Vernazza cuando cae la noche
Quizás el mejor pescado del viaje


Le trofie


Tiramisú
Nos sorprendió que el pueblo se activa muy temprano (los comercios ya están abiertos a las 7:30 am), desayunamos en una pasticceria siciliana llamada Il Pirata delle Cinque Terre y aunque el dueño era un poco particular, el desayuno estuvo divino. Descubrimos otras callecitas del pueblo que no habíamos visto, dejamos las maletas en un casillero en la estación de tren y tomamos un tour privado por las cinco tierras, bueno... las cuatro que faltaban... porque ya habíamos visto Vernazza.


Vernazza al amanecer


La otra cara de Vernazza


Croissant relleno con ricotta en Il Pirata
Nos dirigimos a Monterosso al Mare, el más grande y más antiguo de los cinco pueblos. Nos echamos un baño en su preciosa playa y nos adentramos en sus principales callejuelas. Luego vimos Corniglia a lo lejos, el único de los cinco pueblos que no tiene acceso directo al mar (hay que bajar/subir unos 365 escalones). Nos fuimos al extremo, Riomaggiore y finalizamos en Manarola donde decidimos quedarnos para degustar un antipasti con la mejor vista en Nessun Dorma. Una gran experiencia, con música de Pavarotti acariciando nuestros oídos mientras disfrutamos de ese maravilloso momento.


Monterosso al Mare


Monterosso al Mare


Monterosso al Mare



Las rocas de Cinque Terre


Corniglia



El camino de los enamorados... cerrado desde hace un tiempo por derrumbes


Riomaggiore


Riomaggiore


Riomaggiore


Manarola


Si supiera nadar... tal vez yo también me lanzaría...


Vistas desde Nessun Dorma

Emil se echó un baño en la playa, nos comimos un gelato, regresamos en tren hasta Vernazza, recogimos nuestras maletas y volvimos a Levanto. Cogimos el coche para seguir la ruta del pesto en Liguria.


Playa de Manarola
Gelato en Manarola


Portofino, donde Armani y Dolce Gabanna tienen "algunas" de sus mansiones.



Maurizzio nos recibió en el Hotel Argentina. Un señor súper agradable, sonriente y encantador. El nombre del hotel viene porque su primera dueña en los años 30's se llamaba Argentina, aunque nada tenía que ver con el país sudamericano... interesante, ¿no?
Desayuno en Hotel Argentina


Hasta el capuccino viene con cariño

El hotel tiene la ubicación perfecta, a pocos pasos de la magnífica y apacible playa de Paraggi. Es que no hace falta pagar en los costosos "bagni" de la zona. Hay una partecita pública y con llevar la toalla, chanclas y la llave de la habitación, es más que suficiente para disfrutar de un excelente baño en el mar. Esta playa nos encantó.


Paraggi


Paraggi
Como el baño era privado pero externo a la habitación, nos dejaron dos albornoces blancos suavecitos y un par de zapatillas de casa. La lencería era de primera y el hotel siempre olía rico. Son detalles que cuentan. Tienen un acuerdo con un parking a 80 m y por 25€/noche puedes entrar y salir las veces que quieras. Cabe destacar que es el hotel más barato de la zona. Muy recomendado.

Esa tarde cogimos coche para darnos un paseo, en algún momento vimos Rapallo y cenamos en Easy Lounge en Santa Margherita, con buen servicio pero la comida no fue lo que esperamos...


Chiosco della musica en Rapallo


Santa Margherita


Santa Margherita


Mar de Liguria


Santa Margherita


Lo siento, pero quizás el peor tartar de atún que me he comido


Lo mejor de la cena


Después del pescado al horno de Vernazza... este plato no era lo que esperábamos :(

La mañana siguiente tras un delicioso desayuno en el hotel, fuimos a Portofino donde tomamos un bote privado para ir a San Fruttuoso y Camogli. Habíamos reservado con Andrea de Portofino Taxi Boat, pero no apareció... a través de otra persona en la marina, lo llamamos y al parecer hubo una confusión. Afortunadamente, pudimos hacer un paseo de dos horas con Matteo de Cesare Charter y mereció la pena. El trato fue excelente, nos mostró los principales puntos de interés, intentamos ver el Cristo de San Fruttuoso, tomamos un rico baño muy cerca de Camogli y volvimos a Portofino. Subimos al castillo y regresamos con calma en autobús al hotel. Comimos muy rico en el Restaurante Argentina, probamos la focaccia di Recco (rellena con queso Stracchino uffff buenísima) y nos dimos un baño en la preciosa playa de Paraggi.


Como dato de interés, publiqué una reseña negativa de Portofino Taxi Boat en TripAdvisor y Andrea ofreció disculpas y un viaje a su coste cuando volvamos a Portofino... el poder de las redes sociales...


Camino peatonal de Paraggi a Portofino, muy agradable aunque
mucha gente se arriesga caminando en la carretera



Portofino


Portofino


Portofino


A bordo de Cesare Charter


San Fruttuoso y su Cristo sumergido


Vistas de Portofino desde el Castillo


Vistas de Portofino desde el Castillo


¿Una de las casas de Armani?


Focaccia di Recco en Restaurante Argentina


Caprese con melanzane en Restaurante Argentina


Seguimos con el pesto en Restaurante Argentina

Más tarde cogimos el coche para tomar el aperitivo en
Dai Muagetti, una terraza muy solicitada en San Rocco di Camogli que nos recomendó Matteo por las vistas y tras dar varias vueltas, conseguimos aparcar y caminar hasta el centro histórico de Camogli. Un pueblo muy bonito y con mucho que ofrecer. Cenamos en alguna terraza, comida correcta, buen servicio y a dormir. Nos tocaba madrugar para dirigirnos a uno de los destinos más anhelados del viaje: La Toscana.



Vistas desde San Rocco y el umbrella pine que le gusta a Emil




Aperitivo en Dai Muagetti


Comienza a caer el sol sobre el mar de Liguria


Vistas de Liguria


Más vistas desde San Rocco


Camogli


Atardecer en Camogli


Corazoncitos en Camogli

Camogli


Focaccia di Recco en la cena

Y aunque pensaba escribirlo todo en una sola entrada... creo que mejor lo divido en dos partes. Así que, en el próximo capítulo, les contaré sobre el concierto de Andrea Bocelli, el David de Michelangelo, los faraglioni de Capri, la Costa Amalfitana, el Tempio di Athena en Siracusa y nuestra obsesión con los granite di mandorla y los arancini.

Lo mejor está por venir.

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2 comentarios

  1. amiga no he tenido mucho tiempo para leer, hoy por fin pude hacerlo y deverdad excelente todo, me alegra que estes cumpliendo tus sueños sabia que estabas para hacer grandes cosas se te mandan bendiciones. y con la mejor compañia. que sigan los viajes.

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    1. Gracias, qué bonitas palabras. Al final lo único que nos queda, es lo que vivimos. Un abrazo.

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