Cuatro opciones para explorar Cádiz en invierno

By Angelica - 04 febrero

Aunque en mi primer verano en Málaga, no tuve la oportunidad de conocer las fabulosas playas de Cádiz con sus dunas de arena fina y dorada, orillas interminables, aguas cristalinas y su interesante "levante", al menos he tenido la posibilidad de explorar en dos tiempos, cuatro de los pueblos más bonitos de la provincia gaditana: Arcos de la Frontera, Jerez de la Frontera, Vejer de la Frontera y Setenil de las Bodegas.


Empecemos. Arcos de la Frontera es "un cortado vertical sobre un río coronado por un pueblo", según Javier Zori del Amo de Traveler en su artículo sobre los 200 pueblos más bonitos de España. Tiene razón, este hermoso pueblo de paredes níveas, callejuelas sinuosas y preciosas vistas más allá "de la frontera", es el punto de inicio de la Ruta de los Pueblos Blancos de Cádiz.


Arcos de la Frontera
Callejón de las monjas
A Arcos, de José María Pemán
Basílica de Santa María de la Asunción
Arcos para enamorarse

Nos dejamos sorprender por el Balcón de la Peña Nueva y los contrastes de su vista panorámica, sus rincones y arcos inmaculados, su castillo y sus iglesias de piedra y nos entregamos a su variada gastronomía de kilómetro cero. Comimos en la Taberna Jóvenes Flamencos, en pleno corazón del casco histórico. Probamos las crocantes tortitas de camarones, la tortilla de calabacín y queso parmesano, la ensalada de tomate, mozzarella, aguacate y jamón, el venao "Jóvenes Flamencos" y el arroz caldoso. Acompañamos con una botella de Gibalbin, un tinto joven de la tierra de Cádiz. De postre, cerramos con una tarta de almendras y un pudín de pasas. ¿La cuenta? 55€ para cuatro personas. Relación calidad-precio insuperable y excelente atención.


Vistas desde el Balcón de la Peña Nueva
Venao Jóvenes Flamencos
Tortilla de calabacín y parmesano en Taberna Jóvenes Flamencos
Ensalada e de tomate en Taberna Jóvenes Flamencos
Tortilla de camarones en Taberna Jóvenes Flamencos
Pudin de pasas en Taberna Jóvenes Flamencos
Tarta de almendras en Taberna Jóvenes Flamencos

Continuamos nuestra travesía en coche hasta Jerez de la Frontera. Ya caída la noche y sin intenciones de volver a Málaga, tuvimos suerte y pillamos un par de habitaciones disponibles en el Nuevo Hotel, curiosamente el hotel más antiguo de Jerez. Un hotel familiar con una tradición de más de 85 años, limpio y bien situado. Nos atendió Oti, muy simpática. En algún momento de la noche se fue la luz y para compensarnos, nos ofrecieron un delicioso desayuno por la casa la mañana siguiente: tostadas, jamón, queso, zumos, café y frutas. 

Catedral de Jerez

En Jerez, cenamos súper rico en el Mexicano Chiguagua. Mis suegros tomaron algunos zumos naturales, Emil se tomó un par de Coronitas, yo tres Margaritas (¡estaban buenísimas!) y compartimos una Sincronizada de pollo, unas Fajitas de pollo y unas Flautas Chilorio por 44,40€. Recomendado. 

Margaritaaaaas en Chiguagua
Flautas en Chiguagua
Sincronizadas en Chiguagua
Fajitas en Chiguagua
Había mucha vidilla en el centro esa noche de diciembre, nos tropezamos con alguna zambomba en Calle Larga, nos tomamos fotos con el arbolito en la Plaza Arenal, vimos el Alcázar, la Catedral de San Salvador y conocimos al famoso Tío Pepe.


El Alcázar de Jerez
Vistas desde el Alcázar

Tras descansar en nuestra habitación del siglo pasado y luego de tomar el desayuno en el hotel, fuimos a por unos churros bien definidos en la Cafetería La Vega, cerca del Mercado de Abastos, callejeamos y compramos entradas para la visita enogastronómica a la Bodega González Byass. Un interesante paseo entre copas de vino, tapas e historias. Quizás volvería a Jerez en Mayo para ver “Cómo Bailan los Caballos Andaluces”, con su música española y vestuario a la usanza del siglo XVIII.


Al fin, churros bien definidos
"¿Por qué no me dejais vivir aquí? - Paco de Lucía
Steven Spielberg también visitó a Tío Pepe
A los ratones también les gusta el vino de Jerez
De vinos de Jerez
En la Bodega

Un año después, de escapada con Emil, emprendimos un paseo por la costa de casi tres horas hasta Vejer de la Frontera. Escogido en el 2016 como uno de los pueblos más bonitos del mundo, "por su belleza, cultura, tradiciones y por el cuidado de sus habitantes por un desarrollo sostenible para proteger su gran patrimonio" y reseñado como uno de los más bonitos de España en diferentes rankings. Tenía muchas ganas de conocer Vejer y no me defraudó. Sus calles tienen un tinte de misterio, son para perderse y derrochan encanto, su espíritu andalusí, el blancor de sus paredes, su muralla, su exquisita propuesta gastronómica, su cercanía al mar... son algunas de las razones para volver.

Vejer para perderse

La cobijada
Plaza España

Nos quedamos a dormir en Casa Leonor (50€/noche), con su aire rural y excelente situación en el corazón de Vejer. Conocimos a Encarna, la hija de Leonor, que es un primor. A Paco, su marido y a Gustavo. Nos brindaron un trato súper cercano y nos dieron algunas sugerencias para comer, aparcar y volver. Hablando de pueblos, Encarna nos recomendó la villa de Castellar de la Frontera, un pueblecillo de cuento medieval. Apuntado para un próximo viaje.


Iglesia del Divino Salvador
Casa Leonor
El arco de las monjas
¿Qué mejor plan que cenar en el interior de un pozo de agua con unos 1000 años de historia, en una capilla medieval abovedada con techos altísimos y mesas de roble francés, deleitarse con una vista al jardín al estilo de Gueliz o disfrutar de una noche bajo las estrellas en un rinconcito íntimo con aroma de jazmín? Todas estas románticas opciones son posibles en El Jardín del Califa, recomendado por Pía. Emil y yo pedimos el plato de degustación "Mezze del Califa" (Falafel, Hummus, Babaganush, queso Feta, ensalada Marrakech y Tabulé), una suculenta pierna de cordero servida con manzana caramelizada, una botella de Barbadillo Brut y nuestra favorita, la pastela de pollo. ¿La cuenta? 62,40€. ¡Quizás algo carillo, pero muy recomendado!



Mezze del Califa
Pastela de pollo
Pierna de cordero

Me quedé con las ganas de apuntarme a "La Noche Oscura de Vejer", una ruta guiada y cantada para descubrir los secretos y enigmas de esta ciudad fortificada hace unos tres mil años. La mañana siguiente nos perdimos en La Judería, nos dejamos intimidar por "La Cobijada" con su manto negro, descubrimos una preciosa vista de postal en la Casa del Mayorazgo, fotografiamos la fachada de la Iglesia de El Divino Salvador, atravesamos el Arco de las Monjas, nos detuvimos en la tradicional Pastelería Galván (la más antigua de Vejer) para comernos un dulce, vimos el Castillo, atravesamos la Corredera desde la Puerta de Sancho IV y pasamos por la tiendecilla Ya en tu casa, la Plaza del cine y el Bar Las Delicias, también recomendado por Pía y Eva. 


Vejer
Vejer

Buenos días Vejer
Dulces en Pastelería Galván
Antes de continuar a nuestro próximo destino, hicimos una parada en la pintoresca Venta Pinto en La Barca de Vejer para degustar un par de bocadillos de lomo en manteca, dos pintas de cervezas y dos mini hamburguesitas. Un clásico en la barra por 14€.


Lomo en manteca en Venta Pinto
Hamburguesitas en Venta Pinto
Hamburguesitas en Venta Pinto

Con la barriga llena y muchísima ilusión, emprendimos nuestro camino al alucinante pueblo de Setenil de las Bodegas. Y es que, en palabras de Caballero Bonald, Setenil es "un asombroso reducto urbano, una alianza inverosímil entre la arquitectura y la geología". Un pueblo abrigado por las rocas, cuyo nombre se dice que proviene de las siete veces que en 1402, Juan II de Castilla, intentó conquistarla, de ahí que la voz Setenil proceda de "septem-nihil" o "siete veces nada".




Setenil de las Bodegas

Cueva de la Sombra

Su particular entramado y sus "casas cuevas", sus calles escondidas, un paseo a orillas del río Guadalporcún, un par de cañas bajo un techo negruzco, la Iglesia de San Sebastián y sus ermitas, un castillo medieval, fachadas como nieve cándida y un torreón, son algunos de los recuerdos que nos llevamos de Setenil.


Cueva del Sol

Nos quedamos a dormir en una acogedora casa que era de la madre de Pedro García de Vargas y lleva por nombre Casa Las Lanzas. La ubicación estupenda, con unas vistas imperdibles del pueblo, una terraza que debe ser una pasada en verano y una chimenea calientita para los días de invierno. Pedro es un viajero incansable y se esmera porque a sus huéspedes no les falte nada. Nos recomendó comer en Casa Palmero y aunque nuestro plan era ir de tapas por la noche bajo las cuevas, merendamos un tiramisú de manzana y un brownie casero deliciosos.



A lo lejos, las lanzas de la casa
Casa Las Lanzas

Setenil

Brownie en Casa Palmero
Tiramisú de manzanas
Una copa de vino y una cerveza artesana bajo las rocas
De tapas en Setenil
De tapas en Setenil
De tapas en Setenil
De tapas en Setenil
De tapas en Setenil

Al día siguiente, quedamos con Mónica y Enrique para comer en Arte de Cozina y mostrarle a Emil una pincelada de
Antequera antes de volver a Málaga.


A vuelo e' pájaro en Antequera
Croquetas en Arte de Cozina
Albóndigas en Arte de Cozina
Migas en Arte de Cozina

Creo que mi próximo plan sería disfrutar de la interesante cocina rondeña durante el día y contemplar una magnífica noche estrellada en Setenil. ¿Alguna mejor idea para una escapada romántica?


Setenil para enamorarse
"Bésame en este rincón"

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