Mario llegó a Venezuela hace unas semanas, cargado de semitas y recuerdos que venían desde "El Pulgarcito de América". Teníamos pendiente una vuelta por la ciudad y finalmente, se dio la ocasión.
Si se preguntan qué significa "guanaco", les comparto esta explicación que encontré en internet. Me hace sentido, ya que todos los salvadoreños que he conocido son personas solidarias y de buen corazón.
Empezamos nuestro recorrido a las 9:30 am, tomamos el metro en dirección a Propatria y nos quedamos en la estación Bellas Artes.
Allí, visitamos el Museo de Ciencias y el Museo de Bellas Artes. Ambos edificios fueron diseñados por el "arquitecto por antonomasia de Venezuela" Carlos Raúl Villanueva y son de los museos más antiguos del país. A manera de crítica constructiva, pienso que se podría reforzar el mantenimiento de ambos edificios, incluyendo la Plaza de los Museos.
Caminamos por el Parque Los Caobos y me gustó mucho, su frescura, todo verde, su emblemática Fuente Venezuela, obra del escultor Ernesto Maragall, el Icaro de Felipe Herrera, la "Manyula" venezolana y la concha acústica que me hizo evocar a Gustavo Dudamel en mi primera visita al parque hace unos años atrás.
De allí partimos hacia la estación Capitolio, donde iniciamos un recorrido breve por el casco histórico de Caracas. Entramos a la Catedral Metropolitana, visitamos la Casa Natal de Simón Bolívar y caminamos hasta el Panteón Nacional. No había tenido la oportunidad de entrar y me pareció majestuoso.
Panteón Nacional |
Luego tomamos un taxi hasta Maripérez e intentamos subir en teleférico a El Ávila. La cola era enorme y aunque no tanto como cuando intenté llevar a otros turistas en el 2013, decidimos irnos y en su lugar visitar el pueblito de El Hatillo.
La idea era comer comida típica, así que escogimos El Jardín de El Hatillo. Uno de los tres restaurantes ubicados en el centro gastronómico "El Mercadito" frente a la Plaza Bolívar. Tiene un ambiente bastante simpático con su espléndido jardín vertical enmarcando en bambú una hermosa imagen de la Virgen de Coromoto, sus sillas de madera y las puertas de casas coloniales antiguas que están a la vista de los que suben la mirada hacia el techo.
El Jardín |
De entrada pedimos una Sorpresa de Tequeños, crujientes, calientitos, tradicionales, con queso crema y guayaba y con jamón serrano, servidos con mermelada de ají dulce y jarabe de papelón. Muy ricos.
Sorpresa de tequeños |
Polvorosa de pollo |
Arroz a la marinera |
Pastel de chucho |
Tintos de verano |
Caminamos a Hannsi, vimos artesanías y los muchachos se tomaron un par de generosos cafés.
Cafés en Hannsi |
Definitivamente un día maravilloso para rescatar lo bueno de la ciudad.
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