Una coincidencia con buenos Amigos donde termina la Tierra

By Angelica - 23 junio

Según los aborígenes del Sur de Los Andes, Chile significa "donde termina la Tierra".  Lo cual me hace sentido, porque ese Miércoles salí de mi residencia a las 9 de la mañana y llegué a Santiago a medianoche, claro hice una escala en Panamá... pero igual me pareció lejitos aún estando en el mismo continente.

A manera de paréntesis, me dio chance de almorzar en Maiquetía.  Como siempre, fui al Budare del Aeropuerto y salí premiada con una rueda de carite gigante que estaba deliciosa.


La pequeña rueda de Carite en El Budare
Contemplé el atardecer desde la ventanilla del avión y luego de unas cuantas horas, aterrizamos sobre un manto de neblina en Santiago.
Atardecer desde mi ventanilla

Luego de un largo día, Adri y David me recibieron con una gran sonrisa en el Aeropuerto.

Vista desde mi hotel
Me hospedé en el Hotel Holiday Inn Express de la Av. Vitacura, en el corazón de la zona empresarial y comercial más vibrante de la ciudad, a pocos pasos de la oficina chilena de la empresa donde trabajo, casi en medio de Sanhattan y muy cerquita de la torre más alta de Iberoamérica, Gran Torre Santiago, en el complejo Costanera Center con 60 pisos y 300 metros de altura.

Al salir del curso el Jueves, fui con Osma, Andreita, Paula y 
Champagne Mojito
"México" (la "roommate" de Osma) al Costanera Center donde compré mi shot y franela en el recién estrenado Hard Rock Café de Santiago.  No nos quedamos para comer, decidimos irnos a El Mamut que según ellos es un Fridays "más local".  Allá nos alcanzó Yohanna y más tardecito llegó Héctor.  Aprovechamos el 2x1 en tragos, me tomé un par de Champagne mojitos muy aromáticos y diferentes a los tradicionales y compartí un sandwich con Andre.  La pasamos rico.

El viernes me antojé de pasta al mediodía y comí súper rico en un sitio cerca de la ofi con los compañeros del curso.  Olvidé el nombre del lugar, pero si vuelvo a Santiago recordaría cómo llegar.

Tequeños de lomo salteado
En la noche, fui a cenar con Adri, David y Héctor a La Mar.  El lugar está excelente, como dice Adri "está en el top".  De hecho recordé que a finales del 2011, Emil me llevó a La Mar en Ciudad de Panamá.  En aquella oportunidad, degustamos un Sushi que no es japonés, unas Causas que "nacen del amor entre la papa y el ají", un Tiradito y un par de Pisco Sauer para agitar el inicio de la semana.

Degustación de cebiches
Esta vez pedimos unos Rolls acebichados recubiertos de salmón y 
palta (aguacate), un Cebiche de degustación que estuvo buenísimo, especialmente el de salmón con ese toque dulzón que me encantó, una Plancha de camarones y vegetales salteados crocantes y a la vez jugosos y un plato que no estaba en la carta que para nuestra sorpresa era "Tequeños" de lomo salteado.  Y yo que pensaba que la palabra "Tequeño" era una invención criolla.  Todo esto en maridaje con un  Cabernet Sauvignon 2009 del Valle del Maipo de la Bodega Santa Rita.  Una extraordinaria elección de David, quien nos comentó que este Casa Real es su vino favorito.

Plancha de camarones
Rolls acebichados
A pesar de que se tardaron en traernos la comida (nos dieron la excusa de un problema en la cocina), valió la pena la espera.  De postre pedimos un Fondue de chocolate totalmente distinto a lo que esperaba.  Venía un pocillo lleno de chocolate brillante y calientito, una rodajas de cambur tempurizado con canela y bañados con un ligero chorro de mermelada de parchita.  También ordenamos un delicioso Pie de limón flambeado y acompañado de una bola de helado y un Capuccino que era una torta tres leches, con una capa de creme brulee y salsa de chocolate al pisco.
Pie de limón
Fondue de chocolate
Capuccino

La cuenta... para mi siempre será un misterio.  Sólo vi que los cebiches oscilan entre 9400 y 17800 Pesos chilenos, los rolls entre 8800 y 9400 y los demás platos en no más de 15000 Pesos chilenos. 1000 Pesos chilenos equivalen aproximadamente a 1,90 USD.

Catedral Metropolitana
Finalmente llegó el sábado, el día para dar una vueltica por ahí.  Me encontré con Andre en el hotel a las 8:30 am y nos fuimos en metro hasta el centro de Santiago donde Paula nos alcanzó.  Por cierto, la página Web del metro está bien ilustrativa y me gustó el concepto de tarifas diferenciadas según la hora del día.  


La Moneda
Iniciamos el recorrido en la Plaza de Armas, tomé fotos de la Catedral Metropolitana y de allí caminamos hasta La Moneda, sede del Presidente de la República.  En general, el centro me pareció seguro y vi mucho movimiento de carabineros (policías).  En el camino, entramos en un "café con piernas", concepto que parece popular en Santiago y que consiste en un café donde atienden Señoritas con shorts ajustados y bien cortitos.  Sería un éxito total en Venezuela.

De La Moneda caminamos hasta el Cerro Santa Lucía, subimos todas las escaleras y capturamos una vista 360 de la ciudad.  Intenté fotografiar la cordillera que nos acompañó en todo el paseo detrás de una cortina de esmog, quise probar el motillo pero sinceramente no me llamó la atención.  Bajamos y caminamos hasta Bella Vista, un patio con diferentes opciones gastronómicas y artesanales.  Tomamos un breve descanso y nos comimos unas crepes calientitas rellenas de nutella, uhmmm deliciosas.  Definitivamente, este concepto me fascinó.


Patio Bella Vista

Casitas de Valpo
Luego de este breve abrebocas que nos ocupó toda la mañana, nos encontramos con Yohanna y Osmarimer y agarramos carretera hasta Valparaíso.  El caso antiguo de esta ciudad caracterizada por un mestizaje arquitectónico con un tinte victoriano, altamente sísmica, de callejones empinados, más de 42 cerros, museos a cielo abierto, casitas de colores, ascensores, murales y una falda costera, fue decretado por la Unesco en el año 2003, Patrimonio Cultural de la Humanidad.  


Mural en Valpo
Quisiera yo describir mejor lo que Neruda quiso expresar en su Oda: "Valparaíso, tan pequeña como una camiseta desvalida, colgando en tus ventanas harapientas meciéndose en el viento del océano, impregnándose de todos los dolores de tu suelo, recibiendo el rocío de los mares, el beso del ancho mar colérico que con toda su fuerza golpeándose en tu piedra no pudo derribarte, porque en tu pecho austral están tatuadas la lucha, la esperanza, la solidaridad y la alegría como anclas que resisten las olas de la tierra".


Presto de palmito
Almorzamos en Confieso (que he comido), un restaurante inspirado en el libro del recién 
mencionado autor llamado "Confieso que he vivido".  Con muchas ganas de probar un plato típico, ordené el Chupe de Jaiba servido bien caliente y gratinado, con ese sabor a mar y vino blanco que me cautivó.  Paula me acompañó en la selección, Osma se fue por el Cancato Santo, que es una especie de asopado con chorizos, pescado fresco, cebolla y tomates al gratén, Andre pidió un Risotto de pulpo divino y Yohanna ordenó El Vegetario, que era una panqueca rellena de vegetales salteados y quinoa nortina.  La comida se hizo esperar (¿será un patrón en Chile?) y en el intermedio nos trajeron unos pancitos, mantequilla roceada con curry y un Presto de palmitos impregnado de romero, aceite de oliva y almendras.


Risotto de pulpo


Chupe de jaiba
El Vegetariano
Cancato Santo
Acompañamos la comida con jugos naturales y parece que es común la combinación de cambur y naranja.  También probé el de kiwi.  Muy refrescantes.

¿La cuenta? 60,720 pesos chilenos (115 USD) entre cinco personas.  No estuvo mal.


El Ascensor
Dimos un par de vueltas más, pasamos por La Sebastiana y tomamos foticos en el Paseo 
Yugoslavo, con una vista increíble de la ciudad, compré artesanías y me dejé sorprender por los ascensores que trasladan a quienes suben y bajan de los cerros.

Partimos a Viña, pasamos por el Reloj de Flores, el Casino, el sol se despidió a lo largo del paseo y disfrutamos de una brisa de mar antes de regresar a Santiago.

Una vez en Santiago, hicimos una parada en La Costanera, compré vinos para regalar, alfajores de Valdivia y me comí una deliciosa, cremosa y dulce barquilla en la franquicia argentina Freddo.  Me gustó mucho que había música en vivo en el centro comercial, muy buena vibra.  Había pasado todo el día con las chicas y me encantó este tipo de salidas.
Atardecer en Viña del Mar


Mirador en Viña del Mar
Pasé dejando las cosas en el hotel, nos juntamos en casa de Osma con David, Adri, Héctor, Mariana y su novio, ordenamos sushi en Baires Sushi Club y ya casi a la 1 am regresé a mi habitación, me di un baño y a las 2 am, el taxista pasó por mi para llevarme al aeropuerto.

El dutty free estaba abierto, alcancé a comprar una caja de alfajores L'Atelier del Cioccolato ligeramente distintos a los de Valdivia porque eran más suaves y el dulce de leche estaba inmaculado.

De Santiago a Panamá, de Panamá a Caracas, y luego de casi dos horas en inmigración, finalmente en casita con más de 160 fotos en la memoria de mi cámara, recuerdos maravillosos con buenos amigos y la promesa de volver para conocer la nieve, visitar el sur, perderme en un viñedo, probar las Machas a la parmesana y seguir la ruta de la empanada en Concón.

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4 comentarios

  1. Muy buena esta referencia de Chile. Te doy 5 estrellas :)

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  2. Como siempre describiendo todo tan bien jeje y lo mejor estuviste rodeada y atendida por gente conocida y apreciada! El libro de Neruda lo he leido dos veces (me encanta este autor) ni idea que habia un restaurant inspirado en dicho libro, muy buen dato! =)

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    1. Jejeje! Gracias por el comentario Yeliz!

      Espero poder documentar en algún momento mis vivencias en Alemania cuando los visite :D

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